Endodoncia o tratamiento de conducto
Por lo general, creemos que los efectos del tabaco en nuestra boca se limitan a provocar mal aliento y manchar los dientes, lo cual es un error puesto que estas son las consecuencias más leves y visibles.
El verdadero peligro, se encuentra en los problemas no visibles que provoca, no solo a nivel de la cavidad oral sino sobre la salud en general.
Por ello, en el presente post te hablaremos sobre fumadores y salud bucodental: riesgos y consejos para minimizarlos. ¡Comencemos!
Qué es la endodoncia y el tratamiento de conducto
La endodoncia es una especialidad de la odontología que se encarga del diagnóstico de enfermedades que afectan la pulpa o estructura interna de los dientes, que está formada por vasos sanguíneos junto con tejidos nervioso y conectivo.
Aunque popularmente también se le dice endodoncia al tratamiento de conducto, y este a su vez es conocido como un método para “matar” los nervios dentales.
Este procedimiento se usa cuando los dientes sufren traumatismos fuertes que los fracturan, o por caries muy profundas, que dañan la pulpa dental, bien sea por inflamación o infección, que producen dolor, sensibilidad dental y otros síntomas.
Cómo se hace el tratamiento de conducto
Lo primero es hacer un buen diagnóstico, para lo cual el dentista interroga al paciente acerca de su salud dental y los síntomas que presenta, luego le hace una revisión, y por último le toma una radiografía.
De esta manera puede conocer el daño que hay en la pulpa, y si es o no necesario proceder con la endodoncia.
El procedimiento en sí consiste en realizar una abertura en la corona del diente, para retirar las partes afectadas por las caries u otras lesiones, y que también le permita tener acceso a su parte interna.
De esta manera se puede retirar la pulpa del interior, se hace una limpieza profunda de la pieza dental, se desinfecta con productos antibacterianos, y se examina cuidadosamente para asegurarse de que no quedó tejido muerto o infectado.
También es necesario adecuar la zona para que tenga una forma que permita hacer el sellado, que se realiza con un material especial que además de ser biocompatible, es lo suficientemente flexible para soportar la presión de la masticación.
Y por último, se puede considerar la posibilidad de hacer una restauración con una corona dental para proteger la integridad estructural, y asegurar una mejor funcionalidad.
Mitos acerca de la endodoncia o los tratamientos de conducto
Todavía hay muchas personas que se estresan ante la idea de tener que ir a consultar a un dentista, y este temor puede llegar a ser la causa de la pérdida de su salud dental.
Por eso es indispensable informarse acerca de lo que realmente se puede esperar de este especialista y de los diferentes procedimientos que realiza, a continuación, vamos a acabar de una vez por todas con los mitos sobre la endodoncia.
Mito: la endodoncia duele mucho
Eso no es cierto, actualmente el uso de la anestesia local, aplicada también de una forma indolora, impide que el paciente sufra molestias durante el tratamiento, además los dentistas siempre buscan la manera de mantener cómodos a los pacientes.
Y una vez que se ha terminado el tratamiento, el paciente se va a sentir muy aliviado porque ya no tendrá sensibilidad dental, ni otras molestias causadas por la inflamación y la infección.
Mito: es preferible sacarse el diente y ponerse implantes
Ninguna persona inteligente haría eso, porque los dientes naturales tienen muchas ventajas sobre los implantes, como en el caso de los molares que poseen cuatro raíces, lo cual le brinda una mayor estabilidad y favorece una mordida adecuada.
Por tanto, siempre va a ser preferible salvar la pieza dental, y si la endodoncia es la única opción hay que aprovecharla, porque no hay nada como poder comer y sonreír con tus propios dientes.
Mito: no se obtienen resultados confiables con en tratamiento de conducto
Eso tal vez ocurría en el pasado, actualmente los adelantos en las técnicas de endodoncia, así como también el uso de instrumentos más delicados, garantizan un mejor resultado con una tasa del 98% de éxito.
Y los nuevos materiales biocompatibles que se usan para sellar el diente brinda una mayor protección contra las infecciones bacterianas, y un soporte de gran calidad al diente.
Si tu especialista de confianza te dijo que requieres un tratamiento de conducto, no debes tener dudas al respecto, porque en muchas ocasiones la infección destruye el tejido blando de la pulpa dental, incluyendo el tejido nervioso.
Y si no hay nervios es imposible sentir dolor, pero la infección sigue activa y va a causar estragos en los tejidos circundantes, dañando las encías y otros dientes.
Mito: las mujeres embarazadas no pueden hacerse tratamientos de conducto
Afortunadamente no es así, porque si el dentista determina que necesita la endodoncia, va a tomar todas las precauciones necesarias para proteger la salud del feto y de la madre.
Una de las mayores preocupaciones son las radiografías, pero se toman solo las indispensables usando medidas de protección como el chaleco de plomo, y en cuanto a la anestesia se usan las que no tengan vasoconstrictores, y en dosis mínimas.
Mito: la endodoncia es un tratamiento muy largo
Actualmente casi todos los tratamientos de conducto requieren solo de una o dos visitas al dentista, aunque esto puede variar según la respuesta del paciente y lo complejo de su caso.
Sin embargo, después del procedimiento hay que revisar si la pieza dental quedó bien, y evaluar si es necesario complementar el arreglo con una corona o alguna restauración.
Como te habrás dado cuenta, son muchos los mitos que se han desarrollado en torno a los tratamientos de conducto, y la mayoría de ellos vienen de épocas pasadas.
Es importante reconocer que la endodoncia es esencial para poder conservar los dientes, a pesar de los daños que puedan haber sufrido, lo cual es una gran ventaja, porque anteriormente simplemente se extraía la pieza afectada.
Y actualmente, con todos los adelantos que hay en la odontología, los procedimientos resultan menos dolorosos, y son mucho más efectivos, por lo cual no vale la pena perder tus dientes a causa del miedo a unos mitos.
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