Hoy tenemos el placer de entrevistar de una manera más personal a nuestro director de la clínica y odontólogo el doctor Julio César Rojo Soria. ¿Le quieres conocer un poco más?
Mi madre es odontóloga, mi padre ha formado una parte muy importante en la clínica siendo la cara visible sin mascarilla (época pre pandémica) atendiendo al teléfono y agendando las citas.
Tengo recuerdos de niño de ayudar a buscar fichas de pacientes y a guardarlas en el cajón y corretear alrededor del sillón dental para pillar a mis padres.
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Creo que el haber estado rodeado de “batas blancas” me ha ayudado a ver y naturalizar esos momentos, es más, a día de hoy he llegado a dormir alguna siesta en más de un sillón dental.
Creo que el haber estado rodeado de “batas blancas” me ha ayudado a ver y naturalizar esos momentos, es más, a día de hoy he llegado a dormir alguna siesta en más de un sillón dental.
El amor por el paciente, el trato humano, el cómo tratar a la persona y no “sólo” a una boca. La holística odontológica.
El hacer las cosas que haces con amor y con la empatía necesaria para poder ponerte en el otro lugar y poder ayudar mejor al paciente.
Soy afortunado al poder decir que mis padres me dieron total libertad de elección de mi futuro (y tantas otras cosas).
En casa tenía los dos referentes, mi padre tendiendo hacia la informática y mi madre como odontóloga.
Se presentaron los 17, jornada de puertas abiertas en la UIB y fui a ver la carrera de informática… al ver y comprobar que no era jugar a videojuegos (como yo hacía uso de “esa” informática) me decanté por el otro referente y estoy feliz de haber elegido esta hermosa profesión.
La periodoncia, la parte de la higiene y prevención de las enfermedades de las encías.
Fue mi primera especialidad y la sigo disfrutando a día de hoy.
Soy de la escuela “conservacionista”, es decir, de mantener los dientes propios todo lo que se pueda. Consciente de que existen muchas maneras de reponer dientes, si uno puede conservar los suyos será mucho mejor. La periodoncia me ha dado herramientas para poder mantener dientes que estaban desahuciados.
La que más me gusta es el momento de realizar unos tratamientos que afecten al sector estético de la sonrisa, darle el espejo al paciente y ver cómo esa sonrisa “nueva” le llena los ojos de alegría.
El cómo se le puede cambiar a mejor la autoestima de una persona con “algunos retoques”.
La que menos es tener que quitar dientes que creo que son mantenibles, pero que el paciente toma la decisión de quitar.
Dar lo mejor en cada momento, en cada tratamiento para una buena educación en salud dental.
Poder fabricar sonrisas nuevas, no sólo a nivel dentario, sino a nivel interior.
Hacer las cosas con el amor y el cariño que se pueden (y deben) hacer como si se tratase de mi propia abuela, mi propia madre o mi propia hija.
Cada vez se tiende más a lo digital, lo que se conoce como el flujo digital. El fabricar una sonrisa, mediante un programa informático, en base a unas fotos y a lo que nos solicita el paciente. Que esa sonrisa pase por la impresora 3D y luego poder llevarla a la boca.
Las cirugías guiadas a nivel de máquinas y a la distancia es algo en lo que se está trabajando desde hace mucho tiempo.Ojalá se llegue al punto de inocular unas células y de ahí poder crear un diente nuevo, creo que en ese momento la odontología (al igual que la medicina) llegaría a su máxima expresión.
Tengo la suerte de haber empezado mi carrera docente en Madrid hace ya varios años, el poder continuar con ese camino a día de hoy, en casa, es un sueño del que quiero seguir disfrutando mucho tiempo.
Me aporta estar a la última, a seguir formándome para poder dar lo más actualizado, lo mejor y todo lo que tengo en mi saber y conocimiento.
Disfruto de cada momento porque de esos mismos momentos aprendo algo, lo cual me ayuda a seguir creciendo.
Que aprenda bien la teoría, que le dedique tiempo a la teoría ya que sin una buena teoría no se puede pasar a una mejor práctica.
Que disfrute del camino y siempre con ética y amor por la persona que nos entrega sus miedos, sus frustraciones y su boca.
Sinceramente no sé qué querrá hacer Susana, sí sé que tendrá todo mi apoyo en lo que decida ser en su vida.
Me gustaría que siguiese el legado familiar, obviamente sí.
Aún así, a día de hoy (casi 3 años que tiene la nena) lo más importante es que juegue, que toque todo (rompa poco) y se empape del arte, la música, el baile, todo lo que la haga moverse y buscar esa sonrisa que tiene dibujada en su boca.
Me gusta la magia porque me da la posibilidad de regalar buenos momentos, momentos impactantes, alegres, emotivos, sorprendentes… mágicos que dejan a la persona con la boca abierta.
Me aporta el haber conocido un poco más la psicología humana, en la magia se trata, en parte, de ilusionar al espectador, de darle una experiencia única y que le llegue lo más adentro posible. Aplicado a la odontología es como hacer el mejor trabajo posible para que el paciente pueda sonreír, comer, hablar y disfrutar lo mejor que tiene… su día a día.
Seguramente tendría que ver con el arte, no la pintura en la que soy un negado total. En el momento de dibujar un diente, a la hora de explicarlo en la uni, siempre aviso que se va a parecer más a una palomita salada que a un diente en concreto.
Me gusta el baile, la música, la magia, creo que iría por esos lados.
Dr. Julio César Rojo Soria
En Clínica Dental Son Ferriol disponemos de los mejores servicios de odontología en Palma de Mallorca.
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